No, no queremos que dejes de ser lo que eres. Porque ser de Burgos, de Chiclana o de Sanxenxo, mola también mucho. Pero si visitas nuestra ciudad y quieres integrarte al instante y formar parte de la inconfundible idiosincrasia de la capital de La Plana, aquí te vamos a dar unos cuantos consejos:
1.- Aprende alguna expresión básica en valenciano.
Una manera sencilla y efectiva de parecer “de la terreta” en Castellón es entrar en un comercio o bar y saludar al personal con un ‘Bon dia!’ Castellón es una ciudad bilingüe y con un alto índice de gente que habla en valenciano habitualmente. También es utilizada de manera habitual por todo el mundo la expresión “i avant” (pronúnciese “yaván”) que se utiliza a modo de sentencia o para indicar conformidad. Lo que literalmente se traduciría al castellano como “y adelante”, es algo que todos los castellonenses utilizamos a diario. Nada mejor que un “Haremos paella ‘i avant’” para anunciar el menú del domingo. Si queremos ya redondear el resultado podemos utilizar la expresión “Mone i avant” (Vámonos, pues…) para indicar que queremos ir a algún lado.
2.- Sin miedo a los petardos, por favor.
De todos es conocido que toda la Comunitat Valenciana disfruta sobremanera del uso de la pólvora, la pirotecnia y los petardos de todo tipo. Por eso, al escuchar una traca al salir los novios de una boda, es interesante no sobresaltarse. Bien al contrario, recomendamos inspirar el aroma de la pólvora y comentar a la persona que tenemos más cerca: “Mmmmmm… Ya huele a Magdalena”, en referencia a las Fiestas Fundacionales de Castellón, donde toda la ciudad se impregna de este olor inconfundible. El amor a la pólvora te hará pasar por un castellonero más, sin duda.
3.- Critica el transporte público
Muchos turistas destacan de Castellón su tamaño medio y su orografía favorable (una ciudad plana, como su apellido) lo que la hace una ciudad paseable y de dimensiones “humanas”. Por poner un ejemplo, de este a oeste (desde la Universitat Jaume I al Distrito Marítimo) apenas hay 7 kilómetros. Pero, a pesar del tamaño contenido, disponemos de varias alternativas si no queremos movernos a pie: taxi, bus, TRAM, el servicio de alquiler de bicicletas ‘Bicicas’. Pero, parece ser que los castellonenses somos muy exigentes a la hora de valorar el transporte público. Si quieres hacerte pasar por un vecino más de nuestro municipio, plántate bajo la marquesina de una de las lineas de bus o la del TRAM y comenta entre dientes: “siempre van con retraso, siempre igual…”. Tu lamento será rápidamente contagiado a otros usuarios que coincidirán contigo en la apreciación. Y al subir al TRAM no dejes la oportunidad de hacerle la apreciación al conductor de que “va siempre lleno”… Es justo decir que, desde hace algún tiempo, con la instalación de los paneles informativos a tiempo real, la exactitud de las frecuencias ha ido mejorando. Pero no hay que bajar la guardia porque, cuando menos te lo esperas, puedes ser víctima de tu propio optimismo.
4.- El ‘Pregó’ de este año está siendo muy largo…
Si coincide tu visita con el primer día las fiestas de La Magdalena (se inician el tercer sábado de Cuaresma) no dejes de asistir a un desfile sin comparación posible como es el de la ‘Cavalcada del Pregó’ (Cabalgata del Pregón) o simplemente ‘El Pregó’. Allí, como uno de esos compañeros de facultad al que pedías sus apuntes, te van a hacer un perfecto resumen de la historia de Castellón. Eso sí, coge un buen sitio – podría ser la terraza del Real Casino Antiguo– y prepárate para un espectáculo de música, danza y tradiciones de más de cinco horas… Es muy, muy típico de los hijos e hijas de esta ciudad comentar, cada equis minutos aquello de: “el Pregó este año está siendo muy largo…”. Pero, ¡ni se te ocurra moverte!, porque el verdadero motivo de este acto festivo que moviliza a miles de personas de toda la provincia tiene lugar casi al final, cuando la figura del ‘Sequier Major’ (Acequiero Mayor) va pregonando a toda la ciudad que ya ha llegado el dia más esperado del año, el de las Fiestas de la Magdalena. La espera, te lo aseguramos, merece la pena.
5.- La mejor paella, la nuestra…
Alguna vez lo hemos comentado, pero vamos a insistir: hay tantas paellas como personas que la cocinan. Incluso la receta de la “paella valenciana” admite algunas variaciones ‘geográficas’ dependiendo del lugar de la Comunitat Valenciana donde nos encontremos. En nuestro caso, lo que más define a la paella de las comarcas castellonenses es que aquí se le pone costilla de cerdo, además del preceptivo pollo y conejo. Por eso, si quieres ejercer de castellonense, como se suele decir “de soca” (de pura cepa), has de defender a capa y espada las virtudes de la paella que se cocina en estas latitudes. Ni que decir tiene que sin entrar en conflictos ni descalificaciones, porque lo que es indiscutible no se discute…