La gastronomía de Castellón de la Plana es, sin riesgo a equivocarnos, una de las más completas, variadas y reconocidas de toda España. Y esto es así debido a la enorme variedad de una provincia de contrastes: la segunda más montañosa del país y con más de 120 kilómetros de costa. Ello hace que podamos disfrutar del interior castellonense con sus carnes selectas, setas, trufas, quesos artesanos, aceite de oliva y vinos con Indicación Geográfica Protegida. Pero, al mismo tiempo, deleitarnos con los mejores pescados y mariscos llegados de las lonjas de las poblaciones costeras; arroces, frutas y verduras, dulces tradicionales, cervezas artesanas e incluso un catálogo variado de aguas minerales de calidad gourmet.
Todo ello nos ha dado pie a sugerir los 7 bocados – o mejor, 7 pecados- más apetecibles y en los que es más fácil caer de la cocina de la provincia de Castellón. Y vamos a incluir, cómo no, tanto los bocados dulces como los salados, porque paladares hay de todo tipo y condición. Así que… ¡Metámonos en harina!
1.- Pan de Els Ibarsos.
Para un castellonense, éste es EL PAN con mayúscula. Vale, lo sabemos; son muchos los hornos tradicionales de toda la provincia donde se mima el alimento básico por excelencia, pero no es menos verdad que el de esta pedanía dependiente del municipio de La Serra d’En Galcerán, es conocido de norte a sur y de este a oeste de nuestras comarcas…e incluso más allá. Tanto es así que, en fines de semana, hay colas de compradores de este pan de ‘Els Ibarsos’, que se convierte en el mejor aliado de cualquier acompañamiento, e incluso solo es un bocado delicioso.
2.- Alcachofa de Benicarló.
Es la verdadera ‘Reina del Invierno’ dentro del reino de las verduras. Ostenta el privilegio de ser – de momento- el único producto con D.O. que se cultiva sólo en la provincia de Castellón. La alcachofa tiene tantas virtudes y maneras de cocinarse como capas cubren su exquisito corazón. Y los castellonenses saben que es un valor añadido a nuestros arroces, guisos… ¡e incluso cerveza!
3.- Cerezas de La Salzadella / Caudiel
El primer fin de semana de junio, intuyendo ya el buen tiempo veraniego, es la cita con una de las frutas de temporada más icónicas de Castellón: la cereza. Dos localidades viven de manera especial esta nueva vuelta del calendario con ilusión y orgullo: La Salzadella y Caudiel. Desde el Alt Maestrat (la primera) y en el Alto Palancia (en el casi de Caudiel) se venera y se mima a esta pequeña joya de color rojizo a violáceo intenso, que forma parte también de postres tradicionales, mermeladas, licores…etc. La mejor manera de caer en la tentación es visitar las ferias que organizan, el mismo fin de semana en ambas localidades.
4.- Rosquilletas
Las rosquilletas siempre han sido consideradas una de las señas de identidad de Castellón. Un icono que acostumbra a ser enarbolado en forma de varita mágica, de batuta o de espada por los más pequeños. Un prodigio por su simpleza (las hermanas menores del pan) y por su tirón popular. Las rosquilletas – al contrario de sus primos lo colines- no aparecen en la RAE. Sólo por eso merecen el mayor de los respetos y seguir abanderando la gastronomía de Castellón.
5.- ‘Pilotes de frare’
Si entramos en cualquier panadería o pastelería de la capital de La Plana, uno de los productos estrella son, sin discusión, las ‘pilotes de frare’ (o pelotas de fraile). Son la versión local de una berlina. La receta no suele variar, ya que todas son un bollo relleno de crema pastelera y cubiertos de azucar. Sobre el origen del nombre, algunos apuntan a la autoría de un pastelero argentino próximo a los movimientos anarquistas y alejado de cualquier simpatía por el clero. Sea como fuere, es un bocado divino. Y un pecado… no probarlas.
6.- Langostinos de Vinaròs
Declarse fan de “un plato de crustáceos decápodos del suborden Dendrobranchiata, dentro el infraorden Caridea” nos puede llevar a ser muy populares en una convención de frikis, pero poco más… Pero si acompañamos a nuestro amigos a Vinaròs a degustar sus afamados langostinos, nos hará subir al podium de los embajadores de lo más selecto de la gastronomía de Castellón. El Mediterráneo bendice a nuestras costas, en especial las del Baix Maestrat con la captura de un producto ‘gourmet’ que no falta en las mesas locales e internacionales.
7.- Guiso de carne al ‘tombet’.
Digámoslo alto y claro… El ‘tombet’ es un plato inigualable. La técnica de este guiso, hermanada por su ‘modus operandi’ con el ‘pil pil’ vasco, requiere de un tiento y una muñeca como la del mismísimo Roberto Bautista. El sofrito es la base para construir uno de las cumbres gastronómicas de la cocina castellonense. Plato de interior, contudente y que presenta variaciones según poblaciones o época del año: ‘tombet’ de cordero, de conejo con caracoles, de cabrito, de carne de caza…etc. El nombre de ‘tombet’ le viene por los movimientos que se da a la cazuela – generalmente de barro- donde se cocina, para propiciera que el majado de ajos, hierbas y especias “ligue con la carne’ en este sabroso plato.
8.- “BONUS TRACK”: PAELLA POR BULA PAPAL
Alguna ventaja habría de tener contar con un Papa que vivió en Castellón, ¿no? Tal vez el bueno de Benedicto XIII, conocido por todos como el ‘Papa Luna’, no probó ni una paella en las estancias de su magnífico templario de Peñiscola, pero no por ello vamos a dejar de recordarlo. Sí; el arroz, la paella en Castellón es mucho más que gastronomía, es un deber, un derecho a reclamar y un orgullo que exportamos a todo el mundo. En casa de un castellonense la paella suele llevar – además del preceptivo pollo y conejo y las verduras- costilla de cerdo, lo que le da una palatabilidad y jugosidad inigualable. Además, en la temporada de alcachofas, la Reina del Invierno, tiñe ligeramente de verde el arroz y potencia el sabor del conjunto. Es lo más cerca que podréis estar del cielo…